¿Quien es "El Pesquín"...?

Hace muchos años empecé a acudir al pedrero con mi padre en busca de pulpos, andaricas y otros manjares que la mar nos ofrecía. Un día le dije a mi padre que eramos pescadores, y él me dijo que no, que eramos PESQUINES. "¿Y cúal es la diferencia?" pregunté desde mi inocencia de niño de 7 u 8 años. "Los pescadores trabajan en la mar, necesitan pescar para ganar dinero, y tienen que hacerlo aunque no tengan ganas, o esté malo el tiempo. En cambio, los pesquines, vamos a la mar simplemente por afición, y no necesitamos coger peces para disfrutar y pasar un buen día de pesca. Podemos ir o quedarnos en casa si no nos apetece, elegir el tipo de pesca que preferimos practicar cada día, podemos soltar los peces cuando queramos porque no necesitamos venderlos para sacar el sueldo... ser pescador es un trabajo muy duro, pero ser un Pesquín es una suerte que te permitirá disfrutar siempre de la mar". Sirva esta reflexión como presentación y para anunciar lo que te encontrarás en este espacio, las reflexiones, relatos y comentarios de un "pesquin", ni más, ni menos...














lunes, 19 de mayo de 2014

20 años atras....

Hace unos 20 años me picó mi primera lubina grande pescando desde la playa. Lo recuerdo como si fuese ayer, la arrancada cuando se tragó el cebo, que era xorrón, el carrete soltando hilo, un combate de minutos con muchos nervios por mi parte, y finalmente cuando estaba cerca de la orilla, mi inexperiencia hizo que el desenlace fuese el esperado, rotura de aparejo y lubina que se va nadando cuando ya la estaba viendo.... ha llovido mucho desde aquel primer gran desengaño, pero por fin pude sacarme aquella vieja espina de juventud....
La noche del sábado, tras escuchar el partido por la radio y sabiendo que Neptuno estaría de fiesta, jejejeje, me fui a pescar un rato y como podéis ver en esta foto de arriba, la historia en este caso tuvo un final diferente, aunque las similitudes con lo que me ocurrió con aquella lubina perdida fueron muchas, y no sólo por el cebo, que fue casualmente el mismo, sino por todas las zancadillas que intentó ponerme este ejemplar para no terminar en la cesta (aunque no entraba ni de lejos, necesito una cesta más grande, jejejejeje...), mejor os cuento toda la historia desde el principio....
La foto de arriba es de la zona de las Catedrales, no la pesqué aquí, sino más cerca, por la zona de Navia, y como llegué ya oscureciendo ni hice fotos de la playa, pero pongo esta imagen porque la mar que había era muy parecida, oleaje reducido al mínimo posible... tras toda la semana soplando nordestes muy duros por Asturias, el sábado de noche el parte anunciaba que el aire iría a mucho menos y dejaría pescar, como así fue, pero claro, tanto aire de los días previos había calmado la mar y estaba muy muy clara, condiciones idóneas para tentar a las doradas.... pero yo tenía ganas de probar una playa que llevaba tiempo sin pisar, y cómo eran aún mareas vivas y bajaría bastante la marea, pues directamente "pasé" de jugármela con las doradas y aposté a algo más seguro como es intentar sentir en la caña algún sargo o furagañas y estar entretenido unas horas jugando con los peces.... de cebo llevé xorra de agua y xorrón grande de Villaviciosa, con una caña blandita para lanzar el xorrón más cerca y no destrozarlo con el lance, y otra caña un poco más dura para la xorra de agua, que permite mayores lances sin destrozarse tanto como el xorrón. No tardaron en sentirse las primeras picadas y salir las primeras furagañas del agua, como era de esperar, no daban la medida, así que les quitaba el anzuelo, del 3/0 y casi sin muerte, para dañarlas lo menos posible, y al agua de nuevo para crecer un poco más...
Un poco antes de medianoche la playa me empezó a enseñar su tesoro oculto.... un taro precioso que estaba saliendo por la izquierda de mi posición original y que permitía entrar a lanzar bastantes metros, alcanzando un buen calado por delante y siendo además zona de paso obligatoria para el pescado, vamos, un sitio donde si no te pica un pez, recoge y para casa, porque es un lance inmejorable.... así que cogí el carrito, cañas y demás trastos, e hice el traslado pertinente, perdería 10 minutos en la operación, pero después tendría un par de horas para pescar hasta que la marea volviera a echarme de allí y tuviera que retirarme otra vez a la zona seca de la playa... en el primer lance ya salió una furagaña algo mayor que las otras que había pinchado, pero que devolví igualmente, ya que no me las llevo de menos de 40 cm para casa... y al segundo lance, en la caña lanzada con xorrón, comenzó la fiesta y la locura de adrenalina....
La caña bien sujeta en el pincho dobla hasta el mango y el carrete empieza a soltar hilo y a cantar con ese sonido delicioso que aumenta las pulsaciones y te prepara para un momento de pesca especial.... cojo la caña y no tengo tiempo ni de clavarla bien, solo puedo aguantar la primera carrera y regular el freno para empezar a trabajar el pez, que ya veo por lo que dobla la caña (¡¡¡ y encima llevaba una caña bien blandita, telescópica de 450 y gama media...!!!!) que es bastante grande.... empiezo a maldecirme por estar usando anzuelos con poca muerte, por soltar otros peces sin hacerles mucho daño, ahora podía comprometer la captura de uno de los peces del año, pero bueno, si hacía las cosas bien, tal vez pudiese llevar la captura a buen termino, la caña podría ayudarme bastante ya que como no era muy dura, amortiguaba muy bien los tirones del pez y me permitiría aguantarle la tensión al sedal sin miedo de partirlo, o con menos miedo que con una caña más dura.... las primeras carreras me tenían perplejo, el pez arrancaba y nadaba 15 o 20 metros a toda velocidad, y de repente se paraba en seco y se quedaba quieto sin moverse un centímetro, parecía que estaba arronchado, y yo sólo podía rezar para que cada vez que se detenía fuera por capricho del pez, y no que hubiera una roca, una red o cualquier cosa en la playa que pudiera romperme el hilo y amargarme la noche.... en todo momento trataba de estar concentrado al máximo, de mantener la tensión de la linea pero sin apretar demasiado para que el propio anzuelo no hiciera demasiado ojal en la boca del pez y terminase soltándose, viendo el despliegue de poderío y las cabezadas que me iba pegando sin descanso, tenía el miedo de que el anzuelo estuviera sólo pinchado por la boca, como así fue finalmente, y como no le hacía daño como cuando se lo tragan bien adentro, de ahí tanta lucha como me estaba dando... poco a poco fui arrimando al pez a la orilla, aun quedaba lo más complicado, ponerlo en seco sin ayuda de las olas, que eran casi inexistentes.... recordé la lubina perdida 20 años atrás y los tres fallos que cometí entonces.... meterme al agua, alumbrar al pez con la linterna, y apretar el freno de más cuando la tenía ya a la vista... si se hace alguna de esas cosas, lo más posible es que el pez también te vea y entre en pánico, revolviéndose con todas sus fuerzas y es el momento donde más piezas grandes se pierden.... así que con el corazón muy caliente, pero la cabeza bien fría me mantuve trabajando al pez a unos 30 metros por detrás de la orilla, para que no notase mi presencia de ninguna manera, con la linterna apagada y sin tocar el freno.... por cuatro veces ví la silueta de un pez grande chapoteando en la orilla, casi ya sin agua, y las cuatro veces tuve que soltarle hilo de nuevo porque se daba la vuelta y volvía a nadar hacia las profundidades con las fuerzas que aún le quedaban.... al quinto intento el gran pez ya solo podía mover la cabeza y la cola un poco, y terminó rendida y tumbada de lado como un gigante, entonces me acerqué muy despacio y sólo cuando estaba a su lado, aún sin encender la linterna, pude darme cuenta de que se trataba de una lubina majestuosa, sin duda la que más problemas y dificultades me ha puesto durante su captura, sobre todo porque otras lubinas grandes que he pescado ha sido siempre con más mar, y las olas te ayudan mucho a varar en seco un pez grande si primero lo has cansado bien... la agarré por la boca y la puse por fin en la arena, tras 15 minutos de nervios, miedos y adrenalina a tope, pero esta vez, a diferencia de lo ocurrido hace 20 años, Neptuno pensó que había hecho las cosas bien y me regalo este fabuloso ejemplar de 85 cm de largo y una vitalidad y potencia extraordinarios.... tenía el anzuelo pinchado en la mandíbula inferior y ya tenía un ojal visible en la boca, si llego a perderle la tensión por un momento, casi seguro que se me hubiera soltado, menos mal que no había tomado demasiado café esa noche y pude mantenerme tranquilo para hacer las cosas bien, jejejejeje....
De la pesca, pues poco más que contar, hice unos lances más en el taro a ver si caía la pareja, pero sinceramente tenía ya un botín mucho mayor de lo que me esperaba y me dediqué más a relajarme y disfrutar del momento, y no necesitaba nada más porque tenía una "sobredosis" de sensaciones que tardaré días en olvidar, seguro.... ya en casa, esta vez fue mi pequeña Alba, gemela de Pablo a quien os presenté en la entrada anterior, quien se animó a posar para la foto, aunque no las tenía todas consigo al verse junto a un pez tan grande, juas juas juas.... espero que el relato os haya gustado y ánimo con ellas, que empiezan a dejarse ver ya por las playas y en cualquier momento puede cantar el carrete y salir un pez para recordar durante años.... un saludo y buena pesca....!!!!!

jueves, 8 de mayo de 2014

Ataque de celos de la princesa....

Buenos días de nuevo, amigos del blog...!!!! ayer publiqué una entrada sobre la pesca de la lubina, la que para mí es la reina indiscutible de nuestro cantábrico, y me extraña mucho que internet haya llegado al fondo de la mar y que los peces lean mi blog, pero mirad lo que se encontró uno de mis hijos, Pablo, esta mañana cuando abrió la nevera para coger la leche y desayunar antes de irse al cole, jejejejejeje....
Tuve que ayudarle y sujetarla con un anzuelo y un sedal que tenía por casa rodando porque no podía con ella, jajajajajaja, aproveché para enseñarle los dientes y explicarle que con ellos se come cangrejos, mejillones, almejas y otros "bichos duros" de los que hay por la mar, a esta clase asistió también su hermana Alba que no quiso salir en la foto porque no estaba del todo segura de que el pez no fuese a revolverse y darle un buen mordisco, jejejejejeje.... como dice el título de la entrada, creo que si la lubina es la "reina", la dorada es la "princesa" de nuestros mares, y ayer por la noche, presa de los celos por el protagonismo que le estaba otorgando a la lubina, pues decidió comerse con muy mala leche uno de mis cebos (xorra de agua grande de Villaviciosa, para variar, un gusano de unos 15 cm es un manjar al que es difícil resistirse, jejejeje....) y después de un gran combate, disfrutado a tope con un equipo más ligero de lo habitual (caña de 4,5 metros y de acción 50-120 gr, una pluma de 300 gramos que permite disfrutar aún más, si cabe, de las capturas...), acabó rendida dentro de mi carrito de pesca, donde mantuvimos una interesante conversación....
Me dijo que ella también se merecía mis atenciones en el blog, que era un pez de primera, astuto, difícil de engañar, y con una defensa muy brava y potente cuando sentía el anzuelo. Yo le expliqué que siempre hemos tenido una relación "difícil", que me gusta más pescar con oleaje abundante y ella prefiere las aguas más calmas, y que años atrás le dedicaba más esfuerzos y tiempo, pero su ausencia en muchas noches terminó por dinamitar mi ilusión y por eso tengo su pesca más descuidada. Al final llegamos a una especie de pacto, me prometió dejarse ver más a menudo en mis salidas de pesca, y a cambió yo le dedicaría el artículo de hoy y alguno más en un futuro cercano....
Aquí la tenéis retratada en plena conversación, como podéis ver, no cerraba la boca mientras me explicaba su enfado, la verdad que no quería salir del agua y se defendió con bravura, pero finalmente se dio cuenta que si no salía en la foto, seguramente no hablaría de ella en el blog, jajajajaja..... fue pescada en la canal de una ría asturiana (no daré nombres o mañana habrá tal sonada que seguro que algún pescador acabará en el agua, jajajajajaja....), ayer coincidían mareas muertas (coeficiente 39 solamente...) y hay determinados sitios de paso de pescado que sólo se pueden pescar con esas condiciones, si las mareas son mayores ya tira demasiado la corriente y el pescado pasa tan deprisa que es difícil que localicen el cebo y hasta mantener el aparejo sin que se arrastre por el fondo, con mareas pequeñas se deja pescar mucho mejor, ayer estaba usando plomo de estrella de 60 gramos y no se movía, perfecto, lances "de precisión", de unos 60 metros, para alcanzar las zonas de paso de pescado sin pasarse de largo, y el aparejo universal, colada de 1,5 metros de largo por encima del plomo, con anzuelo del 3/0 y linea de 0,40 (que con los dientes que tienen estos bichos es una tontería jugársela con hilos finos en el anzuelo....). El motivo por el que uso un anzuelo tan "grande" es para evitar que los peces pequeños se lo claven muy adentro y poderlos soltar sin mayores daños, si estamos con un anzuelo del numero 1 o 1/0, por ejemplo, estaremos más tiempo sacándoselo de la boca a pequeños sargos y furagañas (lubinas pequeñas), que pescando, es mejor que si pican, que no se enganchen, para levantar la caña, volver a poner cebo, y al agua rapidamente, que sería una pena que pasase un buen pez justo cuando tenemos la caña sin echar....
Bueno, pues ya para despedirme por hoy, la última foto de la "princesa", no era de las muy grandes, pero con 54 cm de longitud, tampoco era un mal pez, ni mucho menos, un tamaño perfecto para hacerla esta noche al horno y degustarla en familia, ahora sólo queda soñar con que la próxima sea mayor y sea un gran año de doradas, por mi encantado si le hacen sombra a las lubinas y tengo que repartir las entradas del blog entre ellas, jajajajajajaja.... un saludo y buena pesca....!!!!!!!

miércoles, 7 de mayo de 2014

La rutina de la lubina

Todos los años sucede algo parecido.... las lubinas se empiezan a acercar a la costa antes por el oriente asturiano, supongo que la temperatura del agua tendrá algo que ver, pero ya van varias temporadas que iniciamos la temporada robalera con buenas capturas en algunas playas como Vega, Espasa, Morís, o incluso en la mismísima Ribadesella.... y hace unos cuantos días, coincidiendo con una buena marea y estado de la mar óptimo, conseguimos unas sardinas (más bien parrochas, que sardina de momento hay muy poca...) y dimos el pistoletazo de salida a la campaña, con la ilusión de pescar el primer robalo de la temporada en el día del estreno...
Para practicar la pesca de la lubina en la rompiente, la "formula mágica" es sencilla y conocida por muchos pescadores.... se elige una playa con buen oleaje, para que el fondo esté revuelto y los pequeños seres vivos que lo habitan, como cangrejos, gusanos, peces y demás, pasen dificultades con las olas y sean una presa fácil para las lubinas, que son excelentes nadadores y se encuentran "como pez en el agua", nunca mejor dicho, si las aguas de la playa se encuentran muy batidas y oxigenadas.... se prepara un buen cebo oloroso como es la sardina, cuanto más fresca mejor, y si además se pueden picar unas cuantas para utilizarlas como macizo e ir echándolas a puñados entre las olas, pues mejor aún....
Utilizaremos cañas muy largas para lo que es habitual ver en las playas en la mayoría de las ocasiones, de unos seis metros de longitud (si si, no me he confundido al poner el numero, 6 metros de largo más o menos...), los motivos de usar estas cañas tan largas son variados: por una parte, pescaremos muy cerca de la orilla, y con lances de 30 a 50 metros será suficiente en casi todos los casos, ya que las lubinas estarán cazando entre las olas, y no tiene sentido intentar lanzar más allá de la rompiente, ya que en esa zona podrá haber otros peces, como sargos o doradas, pero las lubinas se sienten más comodas alimentándose en muy poco calado y deberemos colocar nuestro cebo entre la espuma de las olas... otra ventaja de usar estas cañas es que aguantan muy bien el plomo en la calada, como no se necesitan lances largos, siempre es bueno usar el menor plomo posible, lo más habitual es usar lastres entre 50 y 90 gramos, y al estar a merced del oleaje, si usamos una caña corta y muy rígida, el plomo se arrastrará muy facilmente ya que la caña no amortiguará casi nada el oleaje... en la foto de arriba, de otro día de pesca al amanecer, en otra playa, Otur, se puede ver la caña del fondo como esta "trabajando" y haciendo de ballesta, se mueve la puntera de la caña pero el plomo sigue clavado en el fondo y no salta con cada ola que pasa por encima del sedal...
Solo nos queda montar el aparejo, aquí la sencillez es la clave, linea madre de 0,35 o 0,40 en el carrete (no necesitamos puentes ni hilos finos, recordad que estamos pescando a 50 metros del pincho de la caña...) y una cacea bien larga un poco por encima del plomo (aquí deberemos usar modelos de buen agarre, los más utilizados sin duda son los de grapas o los de estrella...), si la mar lo permite podemos pescar con una cacea en el anzuelo de entre dos y tres metros de largo, montada con hilo de 0,35 o más, para evitar en todo lo posible los lios en el aparejo que produciría un hilo más fino, la idea es permitir al cebo la máxima movilidad y que parezca realmente un suculento manjar arrastrado por las olas, la lubina es un predador muy rápido y picará mejor cuanto mayor sea la movilidad y la naturalidad del cebo, de ahí también lo de colocarlo un poco por encima del plomo, así aunque éste se entierre en la arena, el aparejo seguira trabajando y moviendose entre las olas sin estar medio tapado por la arena.... sólo nos queda atar un buen anzuelo, de un tamaño entre el 3/0 y el 6/0, que la lubina tiene una gran boca y no tiene problemas en tragar anzuelos bien grandes, encarnar y colocar el cebo en la mejor rompiente de la playa...
Si hemos seguido bien todos los pasos y tenemos alguna buena lubina por la playa, tenemos muchas papeletas para que nos pique en alguna de las cañas y nos dé un subidón de adrenalina de los que no se olvidan, la picada que me regaló este buen ejemplar tardaré tiempo en olvidarla, después de un par de horas de pesca casi sin actividad, de repente una caña se dobla hasta el mango y el carrete empieza a cantar y a escupir sedal como si se acabase el mundo.... si es un ejemplar grande, no hay que tener prisa por sacarla, mejor dejarla cansarse entre las olas, de nuevo la caña larga de seis metros nos ayudará mucho en esta tarea, ya que por su acción amortiguará mucho mejor que otra caña más corta las embestida de estos ejemplares, y tampoco debemos olvidar que las olas, factor imprescindible para esta pesca, pueden tanto ayudarnos como "fastidiarnos" una buena captura en los últimos momentos, debemos estar atentos para elegir el mejor momento para varar una lubina sin correr riesgos de que se suelte del anzuelo o incluso nos rompa el aparejo en una ultima cabezada... 
Y ya para terminar, una foto para ilustrar de la mejor manera posible una calada para pescar lubinas con esta técnica tan apasionante... si me preguntais donde lanzaría yo mis cebos, trataría de hacerlo en la zona entre las dos olas rotas que se ven en medio de la foto, como límite de distancia máxima, y la ola que se está levantando muy cerca de la orilla, como distancia mínima.... ahí mismo, a 30 metros de la orilla y con un metro de calado solamente, puede estar el robalo de nuestra vida y deleitarnos con una picada y un combate inolvidables.... un saludo y buena pesca...!!!!

Etiquetas