Comenzaremos
este paseo con la cara más agreste y salvaje de nuestras costas, allí donde
cuando la mar se enfada se pelea a muerte contra las rocas. Y es que las rocas,
pasillos de piedra, paredes, islotes, etc. son elementos fundamentales de este
paisaje. Aunque existen diferencia entre lo que yo llamo “pedrero” o
“acantilado”, que determinan también distintas maneras y posibilidades a la
hora de pescar, tanto en especies, como en técnicas y momentos. Simplificando,
un pedrero es una zona con poca profundidad, que según sube y baja la marea se
va llenando o vaciando de agua y que obliga a los peces a desplazarse horizontalmente
con el agua tanto para acercarse a la orilla a alimentarse, lo que suelen hacer
durante la subida de la marea, como para buscar profundidad y no quedarse en
seco, que ocurre cuando la marea va bajando. En cambio, en los acantilados la
profundidad es mayor y los desplazamientos de los peces son mas verticales,
imaginad una pared en la que la marea va subiendo y bajando, como siempre hay
más o menos calado, los peces no tienen el riesgo de quedarse sin agua, y se
pueden mantener casi en el mismo sitio durante toda la marea, aunque
dependiendo de los puntos de marea y condiciones específicas de cada sitio, en
unos momentos será más fácil localizarlos en unos puntos que en otros, eso sólo
lo aprenderemos a base de experiencias propias o que otros pescadores compartan
con nosotros.
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Una zona típica de acantilado, si continuamos bajo el agua la linea imaginaria de la costa vemos como se alcanzan buenas profundidades a poca distancia de la pared |
Conocida esta
diferencia de calado entre estos dos escenarios a priori similares, se pueden
ir deduciendo otras ideas que nos ayudarán en nuestra tarea como pescadores. En
general, en los acantilados podemos pescar en cualquier punto de marea, ya que
siempre contaremos con una generosa cantidad de agua en su base donde pueden
estar los peces, y no tiene tampoco mayor importancia que se trate de mareas
vivas o muertas, a nivel personal incluso me gustan más las mareas pequeñas
para este tipo de escenarios ya que minimizan las corrientes y si conseguimos
meter a los peces en una calada, podemos pescar durante más tiempo ya que la
subida y bajada de la marea es mínima y las condiciones de rompiente y calado
se mantienen muy similares durante horas. En cambio en los pedreros los mejores
momentos suelen coincidir siempre cuando hay bastante agua, momento que los
peces eligen para acercarse a la orilla a buscar alimento y cuando su actividad
suele ser mayor. Aquí si que se nota la influencia de las mareas vivas mucho
más que en el acantilado, ya que hay zonas con muy poco calado y en las que
sólo entra pescado cuando la marea está muy muy arriba, o por el contrario,
también podemos encontrar otras zonas que si la marea sube demasiado se vuelven
peligrosas, tanto por la mayor posibilidad de que las olas nos salpiquen, como
por cierres inesperados de la marea al cortarnos el paso por el pedrero. El
pedrero exige un mayor conocimiento en este sentido, ya que en muchas ocasiones
pescaremos casi a nivel de la mar, encaramados en rocas cercanas al agua, y hay
que tener siempre cuidado con posibles cambios de mar que pueden convertir un
sitio que a priori es seguro en todo lo contrario. La prudencia es algo que
siempre tenemos que llevar por duplicado, tanto en la mochila como en el
chaleco….
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Dos imágenes del mismo pedrero con sólo un par de horas de diferencia, podéis ver como con la subida de la marea el agua va ocupando cada vez mayores espacios y como se cubren y descubren pasillos, pozos y rocas |
En general, se
podría decir que la pesca de acantilado es más “sencilla” que la del pedrero.
En el acantilado, cuando conocemos las condiciones ideales para una puesta,
casi siempre podemos pescar con un poco más o menos mar de la ideal, y tampoco
nos impedirá echar la caña que la marea sea un poco más grande o pequeña de lo
que consideramos “perfecto”, y en muchas ocasiones basta con buscar unas
condiciones parecidas para pescar más o menos bien. En cambio en el pedrero hay
muchos sitios (casi siempre los mejores…) que tienen unas exigencias muy
concretas en lo referente a estado de la mar y amplitud de la marea, y
pescarlos saliéndonos de ese guión implica que los peces no entrarán a la
calada confiados y con ganas, y podemos llevarnos una tremenda decepción donde
unos días antes hicimos una gran pescata….
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Zona de acantilado con islotes cerca, que sirven de refugio a los peces y originan rompientes y corrientes en sus inmediaciones |
Y ya que
intentaremos engañar a los peces utilizando su apetito…. ¿qué comen los peces
en pedreros y acantilados…? Aquí también hay sutiles diferencias que debemos
tener presentes si queremos hacer las cosas bien…. Empezando por los
acantilados, las paredes más o menos verticales y batidas por las olas son el
reino indiscutible del percebe, un manjar muy apreciado por los sargos, por
ejemplo. También encontraremos fácilmente otros animales pegados a las paredes,
como mejillones y lapas, es un alimento “permanente” y que siempre está ahí, y
los peces lo saben, por supuesto, aunque se trata de alimentos difíciles de
comer, con duras cáscaras o pegados muy firmemente a la piedra, por lo que si
hay alimento más fácil de conseguir en otros sitios, los peces lo preferirán,
no lo dudéis. En el pedrero también encontraremos percebes, mejillones y lapas,
pero hay una diferencia muy importante….. y es que los pedreros tienen un
“ciclo de la vida” mucho más marcado, según las estaciones del año…. En
invierno las marejadas arrancan todas las algas, las aguas se enfrían y hay muy
poca “vida” en el pedrero, es como si un cataclismo arrasa una ciudad y solo
quedan escombros…. Llega la primavera, las aguas comienzan a calentarse, las
marejadas ya son mucho menores, y comienza de nuevo a florecer el pedrero…
empiezan a llegar las algas y pequeños habitantes, como quisquillas, cangrejos,
gusanos y pulgas de mar, manjares para los peces y mucho más sencillos de comer
que los alimentos “con cascara” que mencionaba antes… durante el verano se
produce el esplendor de las algas, las aguas están calientes, la mar en calma y
hay mucho sol, así que las algas proliferan, y dan cobijo y alimento a los
animales que mencionábamos antes y a muchos pequeños peces…. Con el otoño
llegan las primeras marejadas y empiezan a arrancar algas, y muchos pequeños
animales empiezan a tener dificultades con el oleaje y ya no encuentran tanto
cobijo como durante el verano, por lo que es el momento perfecto para muchos
peces “grandes” para alimentarse de ellos…. Hasta que volvemos al invierno y
una nueva “destrucción” del pedrero…. Tener este ciclo presente es fundamental
a la hora de acercarse a cualquier pedrero, porque no tendrá la misma cantidad
de alimento en enero que en septiembre, y los peces siempre buscarán la comida
más fácil que tengan a su alcance y que menos energías les exija para
conseguirla… en enero hay mucha más cantidad de alimento “pegado” a las piedras
y acantilados, y en septiembre será mucho más sencillo encontrar alimentos
“blandos” como quisquillas o cangrejos, y los peces lo saben por la cuenta que
les trae….
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Percebes bien pegados a la roca, un manjar para los sargos y otros peces, pero difíciles de arrancar |
Ahora que ya
conocemos estos escenarios, digamos algo de los peces más comunes que los
habitan…. Aquí empezaremos por el pedrero, donde hay un reinado compartido
entre los sargos y las lubinas. Los primeros son peces perfectamente adaptados
a la vida entre las olas y les encantan las rocas, cuevas, pasillos y demás
elementos del paisaje de cualquier pedrero, así que se encuentran muy a gusto
en estas zonas. Y las lubinas, pues más de lo mismo, les encanta cazar peces y
otros animales en zonas de poco calado y con rompientes que les permitan
esconderse entre la espuma de las olas, y sorprender a sus presas que poco
pueden hacer ante su fuerza y capacidad para moverse entre las olas más
grandes… también abundan otros peces, como los “botones”, “maragotas” y
“xarrianos”, que gustan de menos oleaje que los que mencionaba antes y suelen
gustar de moverse un poco más cerca del fondo y de las piedras y cuevas donde
les encanta guardarse. En las cuevas también son frecuentes los congrios,
aunque sus hábitos son sobre todo nocturnos y lo que tiene de habitual su
captura por la noche, lo tiene de extraño durante el día. Otros peces
habituales en casi cualquier pedrero son los “muiles”, las agujas y las bogas,
sobre todo si vamos a pescar a boya y la mar está más o menos tranquila, y si
pescamos a fondo, el abanico se amplía con peces como las julias o incluso
algún delicioso cabracho o pulpos…. Si nos desplazamos a los acantilados o
zonas con un mayor calado, el abanico de especies se amplía, pudiendo lograr
ejemplares tan apreciados como dentones y doradas, que son muy raros en
pedreros con poco calado. Si pescamos a boya tampoco es raro clavar obladas,
chopas, abadejos o chicharros, mientras que si lo hacemos a fondo, dado que
será facil alcanzar profundidades importantes, ya nos puede entrar casi
cualquier cosa, aunque se pueden destacar las brecas o “picas”, aligotes e
incluso cabras, peces que son muy habituales en la pesca de embarcación
fondeada. Seguro que se me olvidan muchas más especies, aunque todas las que he
nombrado ya hacen un repertorio bastante completo y nos pueden dar una idea de
lo que podemos encontrarnos al otro lado del anzuelo cuando tengamos una
picada…
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La lubina, el sargo y las maragotas ("pintos" o "botonas") son tres de los peces más apreciados que podemos encontrarnos habitualmente si pescamos en acantilados y pedreros |
MODALIDADES DE PESCA:
a) pedreros: se me ocurren 4 modalidades
de pesca distintas que son idóneas para este escenario, así que vamos a por
ellas:
-- Pesca del pulpo en bajamar
con varas cebadas, y también podemos aprovechar ese momento en el que la marea
se retira al máximo para aprovisionarnos de cebo que emplearemos cuando suba la
marea: quisquillas, cangrejos, gusanos….
-- Spinning: para mi gusto, el
escenario ideal para pescar lubinas con cebos artificiales. Podemos practicarlo
tanto en bajamar, accediendo a las zonas que va descubriendo la marea al
retirarse, como a pleamar pescando desde las rocas donde nos permita la marea
lanzar y recoger el señuelo con seguridad. Debemos buscar zonas muy batidas por
la mar, canales de paso de pescado, grandes rocas aisladas, cortes con pozos
profundos y cualquier sitio donde pueda estar agazapada la lubina a la espera
de lanzarse a por una presa. También puede sorprendernos algún dentón o
abadejos si la zona donde pescamos tiene cerca bastante calado, y con poco
oleaje podrán picarnos también peces como maragotas, botones y agujas.
-- Pesca a fondo: también
podemos practicarla tanto en bajamar como a pleamar. Contamos con el problema
de que son muy frecuentes los enganches en algas o piedras del fondo, pero si
conocemos los puntos donde podemos lanzar el cebo sin enganchar demasiado,
podemos obtener muy buenas piezas, contando con la ventaja de conseguir colocar
el cebo a gran distancia si es necesario.
-- Pesca a
boya: no lo negaré, la pesca a boya en pedreros a poco calado es una de mis
favoritas. Se trata de intentar congregar a los peces que avanzan por el
pedrero mientras sube la marea en una zona determinada y pescarlos antes de que
la marea vuelva a retirarse y se los vuelva a llevar lejos otra vez. El macizo
o enguado ayuda mucho para esta tarea, y cuando se hacen bien las cosas y los
peces están por la labor, es apasionante verlos subir a cebarse en la calada
cuando echas el macizo al agua, es la señal perfecta de que por debajo hay
mucha “competencia” y están muy excitados porque temen que no haya comida para
todos, y en esas circunstancias las picadas se producen una detrás de otra…
para hacer las cosas bien, debe usarse una boya lo más pequeña posible en
relación a lo que nos pida la calada y la mar de ese día, y como pescaremos con
dos o tres metros de calado como máximo, el plomo en el aparejo también debe
reducirse al máximo, o incluso pescar sin él si nos lo permite la mar, esta
manera de pescar es mortal si tenemos alguna lubina en la calada ya que el cebo
se mueve al compás de las olas con total naturalidad y aunque esté a pocos
centímetros de la superficie, si lo detecta tratará de comérselo sin dudarlo un
instante, y los sargos también suben a por el cebo sin ningun problema ya que
hay poca profundidad y lo detectan enseguida…
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Bajamar en el pedrero. Cuando suba la marea todas las sierras y piedras que se ven estarán cubiertas de agua y los peces nadarán por encima en busca de cualquier alimento que llevarse a la boca... |
b)
Acantilados: aquí hablaré de dos modalidades que comparten reinado, más una
tercera que si bien se practica mucho menos, puede sorprendernos con capturas
inolvidables….
-- Pesca con plomo: suele ser
más agradecida y menos sufrida que la del pedrero, tanto porque la variedad de
especies a capturar a priori es mayor, como porque hay muchos acantilados con
fondos de arena en su base, por lo que las posibilidades de enganchar el
aparejo en el fondo se reducen bastante. Podemos intentar el lanzado a fondo
tradicional, a más o menos distancia, o bien pescar con un plomo más pequeño “a
pique” y muy cerca de la pared del acantilado, buscando sobre todo en este caso
a los sargos que sin duda estarán comiendo pegados a la pared, aunque sin
descartar la presencia de otros peces como pueden ser lubinas o doradas entre
los más prestigiosos, no olvidemos que tenemos cerca siempre un buen calado y
puede sorprendernos casi cualquier cosa…
-- Pesca a boya: aquí podemos
pescar casi de cualquier manera y con cualquier mar. A mi la pesca que más me
gusta en estos escenarios es en condiciones de bastante mar, cuando las olas
azotan con fuerza las rocas y arrancan mejillones o percebes que los peces
estarán esperando para alimentarse. En estas condiciones necesitamos una boya
mediana o grande y un aparejo bastante largo, de unos 4 o 5 metros de largo o
incluso más, con bastante plomada cerca del anzuelo para que se mantenga el
cebo siempre por debajo de las olas, en la zona más tranquila donde estarán los
peces un poco al resguardo y esperando a que les vaya cayendo el alimento desde
arriba. En condiciones de mar bastante fuerte podemos lograr así sargos de gran
tamaño que pondrán a prueba nuestra pericia para conseguir lograrlos, pero que
nos dejaran un recuerdo inolvidable.
-- Spinning: en las zonas con
buen calado como son los acantilados contaremos con la ventaja de que será más
difícil dejar señuelos enganchados en el fondo, por lo que podemos utilizar una
variedad de artificiales muy grande, tanto modelos de superficie como los que
pueden bajar muchos metros, de hecho en ocasiones los peces se pueden encontrar
a varios metros de profundidad y deberemos utilizar señuelos que puedan bajar
hasta ellos si queremos tener éxito y conseguir alguna captura. En este
escenario, además de la lubina, podemos tentar a otro pez excepcional como es
el dentón, cuya defensa una vez enganchado no nos dejará indiferentes…
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¿¿¿ Pedrero o Acantilado ??? .......... |
Por último sólo quiero comentaros que muchas veces encontraremos escenarios que entremezclan las zonas de poco calado típicas de los pedreros, con paredes más verticales y con más calado en su base que encajan mejor en la definición que hemos ido dando de acantilado, y es que en la pesca ni todo es blanco ni negro, hay muchos tonos de grises intermedios y si queremos obtener los mejores resultados y hacer las cosas bien, debemos tener presente todo lo que os he comentado más arriba, pero sin olvidar que tenemos que adaptarnos a la calada y las condiciones del día de pesca elegido. Es muy bueno aprender muchas cosas, pero sin olvidar nunca que "desaprender" e improvisar es otra manera de crecer como pescadores.... espero que os haya gustado este "rollazo" y que podais sacarle algún partido en vuestras próximas excursiones y salidas tras los peces, un saludo y muy buena pesca...!!!!!