Hace unos 20 años me picó mi primera lubina grande pescando desde la playa. Lo recuerdo como si fuese ayer, la arrancada cuando se tragó el cebo, que era xorrón, el carrete soltando hilo, un combate de minutos con muchos nervios por mi parte, y finalmente cuando estaba cerca de la orilla, mi inexperiencia hizo que el desenlace fuese el esperado, rotura de aparejo y lubina que se va nadando cuando ya la estaba viendo.... ha llovido mucho desde aquel primer gran desengaño, pero por fin pude sacarme aquella vieja espina de juventud....
La noche del sábado, tras escuchar el partido por la radio y sabiendo que Neptuno estaría de fiesta, jejejeje, me fui a pescar un rato y como podéis ver en esta foto de arriba, la historia en este caso tuvo un final diferente, aunque las similitudes con lo que me ocurrió con aquella lubina perdida fueron muchas, y no sólo por el cebo, que fue casualmente el mismo, sino por todas las zancadillas que intentó ponerme este ejemplar para no terminar en la cesta (aunque no entraba ni de lejos, necesito una cesta más grande, jejejejeje...), mejor os cuento toda la historia desde el principio....
La foto de arriba es de la zona de las Catedrales, no la pesqué aquí, sino más cerca, por la zona de Navia, y como llegué ya oscureciendo ni hice fotos de la playa, pero pongo esta imagen porque la mar que había era muy parecida, oleaje reducido al mínimo posible... tras toda la semana soplando nordestes muy duros por Asturias, el sábado de noche el parte anunciaba que el aire iría a mucho menos y dejaría pescar, como así fue, pero claro, tanto aire de los días previos había calmado la mar y estaba muy muy clara, condiciones idóneas para tentar a las doradas.... pero yo tenía ganas de probar una playa que llevaba tiempo sin pisar, y cómo eran aún mareas vivas y bajaría bastante la marea, pues directamente "pasé" de jugármela con las doradas y aposté a algo más seguro como es intentar sentir en la caña algún sargo o furagañas y estar entretenido unas horas jugando con los peces.... de cebo llevé xorra de agua y xorrón grande de Villaviciosa, con una caña blandita para lanzar el xorrón más cerca y no destrozarlo con el lance, y otra caña un poco más dura para la xorra de agua, que permite mayores lances sin destrozarse tanto como el xorrón. No tardaron en sentirse las primeras picadas y salir las primeras furagañas del agua, como era de esperar, no daban la medida, así que les quitaba el anzuelo, del 3/0 y casi sin muerte, para dañarlas lo menos posible, y al agua de nuevo para crecer un poco más...
Un poco antes de medianoche la playa me empezó a enseñar su tesoro oculto.... un taro precioso que estaba saliendo por la izquierda de mi posición original y que permitía entrar a lanzar bastantes metros, alcanzando un buen calado por delante y siendo además zona de paso obligatoria para el pescado, vamos, un sitio donde si no te pica un pez, recoge y para casa, porque es un lance inmejorable.... así que cogí el carrito, cañas y demás trastos, e hice el traslado pertinente, perdería 10 minutos en la operación, pero después tendría un par de horas para pescar hasta que la marea volviera a echarme de allí y tuviera que retirarme otra vez a la zona seca de la playa... en el primer lance ya salió una furagaña algo mayor que las otras que había pinchado, pero que devolví igualmente, ya que no me las llevo de menos de 40 cm para casa... y al segundo lance, en la caña lanzada con xorrón, comenzó la fiesta y la locura de adrenalina....
La caña bien sujeta en el pincho dobla hasta el mango y el carrete empieza a soltar hilo y a cantar con ese sonido delicioso que aumenta las pulsaciones y te prepara para un momento de pesca especial.... cojo la caña y no tengo tiempo ni de clavarla bien, solo puedo aguantar la primera carrera y regular el freno para empezar a trabajar el pez, que ya veo por lo que dobla la caña (¡¡¡ y encima llevaba una caña bien blandita, telescópica de 450 y gama media...!!!!) que es bastante grande.... empiezo a maldecirme por estar usando anzuelos con poca muerte, por soltar otros peces sin hacerles mucho daño, ahora podía comprometer la captura de uno de los peces del año, pero bueno, si hacía las cosas bien, tal vez pudiese llevar la captura a buen termino, la caña podría ayudarme bastante ya que como no era muy dura, amortiguaba muy bien los tirones del pez y me permitiría aguantarle la tensión al sedal sin miedo de partirlo, o con menos miedo que con una caña más dura.... las primeras carreras me tenían perplejo, el pez arrancaba y nadaba 15 o 20 metros a toda velocidad, y de repente se paraba en seco y se quedaba quieto sin moverse un centímetro, parecía que estaba arronchado, y yo sólo podía rezar para que cada vez que se detenía fuera por capricho del pez, y no que hubiera una roca, una red o cualquier cosa en la playa que pudiera romperme el hilo y amargarme la noche.... en todo momento trataba de estar concentrado al máximo, de mantener la tensión de la linea pero sin apretar demasiado para que el propio anzuelo no hiciera demasiado ojal en la boca del pez y terminase soltándose, viendo el despliegue de poderío y las cabezadas que me iba pegando sin descanso, tenía el miedo de que el anzuelo estuviera sólo pinchado por la boca, como así fue finalmente, y como no le hacía daño como cuando se lo tragan bien adentro, de ahí tanta lucha como me estaba dando... poco a poco fui arrimando al pez a la orilla, aun quedaba lo más complicado, ponerlo en seco sin ayuda de las olas, que eran casi inexistentes.... recordé la lubina perdida 20 años atrás y los tres fallos que cometí entonces.... meterme al agua, alumbrar al pez con la linterna, y apretar el freno de más cuando la tenía ya a la vista... si se hace alguna de esas cosas, lo más posible es que el pez también te vea y entre en pánico, revolviéndose con todas sus fuerzas y es el momento donde más piezas grandes se pierden.... así que con el corazón muy caliente, pero la cabeza bien fría me mantuve trabajando al pez a unos 30 metros por detrás de la orilla, para que no notase mi presencia de ninguna manera, con la linterna apagada y sin tocar el freno.... por cuatro veces ví la silueta de un pez grande chapoteando en la orilla, casi ya sin agua, y las cuatro veces tuve que soltarle hilo de nuevo porque se daba la vuelta y volvía a nadar hacia las profundidades con las fuerzas que aún le quedaban.... al quinto intento el gran pez ya solo podía mover la cabeza y la cola un poco, y terminó rendida y tumbada de lado como un gigante, entonces me acerqué muy despacio y sólo cuando estaba a su lado, aún sin encender la linterna, pude darme cuenta de que se trataba de una lubina majestuosa, sin duda la que más problemas y dificultades me ha puesto durante su captura, sobre todo porque otras lubinas grandes que he pescado ha sido siempre con más mar, y las olas te ayudan mucho a varar en seco un pez grande si primero lo has cansado bien... la agarré por la boca y la puse por fin en la arena, tras 15 minutos de nervios, miedos y adrenalina a tope, pero esta vez, a diferencia de lo ocurrido hace 20 años, Neptuno pensó que había hecho las cosas bien y me regalo este fabuloso ejemplar de 85 cm de largo y una vitalidad y potencia extraordinarios.... tenía el anzuelo pinchado en la mandíbula inferior y ya tenía un ojal visible en la boca, si llego a perderle la tensión por un momento, casi seguro que se me hubiera soltado, menos mal que no había tomado demasiado café esa noche y pude mantenerme tranquilo para hacer las cosas bien, jejejejeje....
De la pesca, pues poco más que contar, hice unos lances más en el taro a ver si caía la pareja, pero sinceramente tenía ya un botín mucho mayor de lo que me esperaba y me dediqué más a relajarme y disfrutar del momento, y no necesitaba nada más porque tenía una "sobredosis" de sensaciones que tardaré días en olvidar, seguro.... ya en casa, esta vez fue mi pequeña Alba, gemela de Pablo a quien os presenté en la entrada anterior, quien se animó a posar para la foto, aunque no las tenía todas consigo al verse junto a un pez tan grande, juas juas juas.... espero que el relato os haya gustado y ánimo con ellas, que empiezan a dejarse ver ya por las playas y en cualquier momento puede cantar el carrete y salir un pez para recordar durante años.... un saludo y buena pesca....!!!!!